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Medicina conductual para perros y gatos

El estudio de la conducta y los trastornos del comportamiento de perros y gatos ha experimentado un notable desarrollo en los últimos años gracias al cual hoy en día es posible tratar científicamente muchos problemas inherentes a la convivencia humano-animal.

En Medicina Veterinaria estos problemas se enmarcan dentro de lo que se define como Medicina del Comportamiento, la cual tiene como finalidad principal comprender y manejar el comportamiento de los animales y por ende sus emociones, cogniciones, percepciones e interacciones con el medio social y físico.

Esta necesidad surge del hecho de que ahora es común tener un perro y/o un gato en el hogar, pero muchas veces la convivencia entre los seres humanos y los animales puede volverse problemática.

De hecho, el hombre tiende a imponer un estilo de vida que se aleja del natural de nuestros animales, que se ven obligados a adaptarse; por otro lado, sería necesario conocer las necesidades etológicas, las fases de desarrollo del comportamiento, el comportamiento social y los patrones de comunicación de perros y gatos, para prevenir problemas de comportamiento, errores de manejo, malas interpretaciones del comportamiento animal y al mismo tiempo mejorar el bienestar psico-físico del animal y la relación con el ser humano.

No hay que olvidar que los problemas de comportamiento suelen tener efectos negativos en la relación entre las mascotas y sus dueños, actuando como factores importantes en las decisiones de abandono y, en casos extremos, de eutanasia.

Entre los problemas de comportamiento más comunes en los perros podemos encontrar, por ejemplo, las diferentes formas de agresión tanto hacia los humanos como entre los propios perros, problemas relacionados con la ansiedad (por ejemplo, ansiedad derivada del desapego del dueño), conductas compulsivas (como como perseguirse la cola, perseguir reflejos de luz, mirar fijamente las sombras, lamer insistentemente ciertas partes del cuerpo), fobias (miedos repentinos y excesivos hacia ciertos estímulos visuales y/o acústicos) y deficiencias cognitivas en animales de edad avanzada, comparables a las que se encuentran en las personas con la enfermedad de Alzheimer, que típicamente se manifiestan con desorientación, alteración del ciclo sueño-vigilia, pérdida de hábitos aprendidos respecto a la deposición de heces y orina y disminución de las capacidades cognitivas.

En el gato , además de las ya comentadas para el perro, suelen presentarse perturbaciones relacionadas con la actividad nocturna propias de los felinos (solicitud de atención hacia el dueño, maullidos, búsqueda de alimento durante la noche) que muchas veces son incompatibles con la típica noche. descanso de los humanos y problemas de eliminación inadecuada dentro del hogar que se manifiestan con el depósito de heces y orina fuera de la taza del inodoro.

Es precisamente en estos casos que el Médico Veterinario experto en Comportamiento es capaz, a través de una visita conductual, de ayudar al propietario y al animal a superar las dificultades encontradas.

Habitualmente, para poder formular un diagnóstico correcto, es necesario disponer de una situación clínica detallada y una recopilación completa de datos sobre el comportamiento.

Conocer la situación clínica del animal es importante para descartar preliminarmente que las alteraciones en el comportamiento puedan ser causadas por la presencia de patologías específicas, como, por ejemplo, patologías articulares y del tracto urinario, dermatitis, otitis, así como problemas de tipo neurológico. naturaleza y/u hormonal.

Por tanto, tras la recopilación precisa de la mayor cantidad de información posible sobre el manejo y comportamiento del perro y/o gato en cada circunstancia concreta, el Médico Veterinario podrá formular un diagnóstico y establecer un plan de tratamiento adecuado .

La terapia conductual puede incluir tanto el uso de técnicas que modifican el comportamiento animal, la interacción humano-animal y la gestión ambiental, como el uso de fármacos que, con diferentes mecanismos de acción, modifican las habilidades de aprendizaje y adaptación al medio.

Las técnicas de modificación de la conducta modifican los procesos mentales de los animales que, en consecuencia, modifican el comportamiento en una situación dada y son diferentes de las técnicas de entrenamiento que generalmente se basan en el condicionamiento operante.

No menos importante es el manejo de la relación hombre-animal y el conocimiento de sus características como el vínculo afectivo, la confianza mutua y la capacidad de comprensión a través de la comunicación verbal, paraverbal y no verbal.

El análisis del ambiente en el que vive el animal es útil para asegurar cada requerimiento etológico específico; por lo tanto, por ejemplo, la gestión de los espacios, los lugares de descanso, la alimentación, la interacción social, la eliminación y el juego siempre deben analizarse con detenimiento.

En cuanto al recurso a la terapia farmacológica, ciertamente se ha vuelto mucho más frecuente en los últimos años también en perros y gatos, pero debe recordarse que generalmente es más eficaz si se usa en asociación con técnicas de modificación del comportamiento y manejo del medio ambiente. en donde vive el animal.

Los medicamentos, si se recetan, generalmente se usan durante no más de unos pocos meses o, más raramente según el caso, solo cuando es necesario (por ejemplo, para las fobias a las tormentas eléctricas o los fuegos artificiales).

Es poco probable que el uso del fármaco por sí solo pueda representar la solución ideal respecto a una patología conductual, a diferencia de lo que ocurre con las técnicas de modificación de la conducta y/o del entorno, que por sí solas pueden ser muchas veces decisivas.

Además, también están disponibles en el mercado suplementos sintéticos y feromonas que, aunque no son fármacos, a menudo se asocian con éxito a la terapia de algunos trastornos del comportamiento.

Siempre es necesario recordar que solucionar un problema de comportamiento significa mejorar el estado de bienestar de nuestros animales y que por tanto el bienestar animal se entiende como un todo tanto físico como psicológico.

Por Dr. Riccardo Benedetti y Dra. Manuela Michelazzi