Las reglas de una correcta alimentación se pueden resumir en pocas palabras: proporcionar un conjunto de alimentos que sea capaz de cubrir, cualitativa y cuantitativamente, las necesidades nutricionales del individuo.
Desafortunadamente, los errores dietéticos no tienen efectos inmediatos: su acción deletérea se manifiesta con el tiempo y no siempre está relacionada con la aparición de la enfermedad.
Un caso típico y frecuente está representado por la obesidad .
Las preocupaciones del dueño empiezan a surgir cuando el animal se vuelve perezoso y se fatiga con facilidad, aumentan cuando aparecen estreñimientos intestinales y alteraciones de la piel, se vuelven fastidiosas cuando surgen artritis y problemas cardíacos.
El dolor es a menudo la causa principal de los trastornos del comportamiento .
¿Cuáles son los factores dietéticos que pueden influir en el comportamiento?
La nutrición puede influir en el comportamiento de varias formas, aún en gran parte inexploradas.
Las más conocidas se refieren a la presencia o ausencia de ciertas sustancias , pero sobre todo a las formas de administración de los alimentos.
Entre las primeras mencionamos: – Deficiencia de vitamina B1 : los animales deficientes en esta vitamina están deprimidos, tienen poco apetito y tienen trastornos de orientación;
– la carencia primaria o secundaria de triptófano , con la consiguiente disminución de los niveles de serotonina, sustancia capaz de inhibir el foco de agresión;
– la falta de colina , sustancia que a nivel del sistema nervioso aumenta la respuesta a los estímulos y mejora la capacidad de memorización a corto y largo plazo. Esta deficiencia es especialmente dañina en los perros de trabajo, en los que la prontitud de respuesta a los estímulos es muy importante.
¿Cómo administrar los alimentos?
La forma en que se administra la comida puede tener una influencia significativa en el comportamiento del perro .
En este contexto, se debe tener en cuenta, sobre todo, el número de comidas al día y los horarios en los que se distribuyen .
Es importante que la comida se proporcione siempre a la misma hora .
En cuanto al número de comidas diarias , no hay reglas fijas: la mayoría de los perros adultos reciben dos comidas al día, en otros casos las comidas pueden ser pequeñas y frecuentes, por ejemplo en sujetos del tipo activo y en perros grandes, predispuestos a la torsión del estómago.
Una sola comida diaria , con el consiguiente largo periodo de ayuno, puede desencadenar la llamada “tensión del hambre” , responsable de numerosos trastornos de conducta.
¿En conclusión?
De las consideraciones anteriores se hace evidente la importancia de la nutrición con respecto al comportamiento .
Desafortunadamente, el tema ha recibido hasta ahora poca atención: la recomendación más útil, en el estado de los conocimientos actuales, es la de tratar de prevenir los trastornos del comportamiento mediante la adopción de una dieta adecuada y sistemas de racionamiento apropiados.