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¿Por qué no deberías decirle mentiras a tu perro?

Para el perro , como también se desprende del estudio japonés publicado en Animal Cognition , realizado por el dr. Akiko Takaoka y su equipo en la Universidad de Kyoto, los que dicen mentiras son inconsistentes y, por lo tanto, poco confiables.

El perro que tiene un dueño mentiroso, por lo tanto, tenderá a mostrar más probables trastornos del comportamiento principalmente relacionados con la esfera emocional.

La confianza es la base de toda relación, ¡incluso la del perro!

La confianza es la piedra angular de cualquier relación. Si una mascota considera a su dueño poco confiable, porque es un mentiroso, seguramente mostrará comportamientos , a veces no tan visibles, pero que en cambio muestran un claro malestar psicofísico.

Además, las cosas se complican más para el perro si hay varias personas en el sistema familiar que dicen mentiras. En este contexto es fácil que no haya armonía y coherencia en el proceso educativo de la mascota.

Esto es perjudicial para el perro que, por tanto, al no tener los puntos de referencia necesarios para entender qué está bien y qué no, tenderá con el tiempo a tener numerosos conflictos dentro del sistema familiar, con posibles repercusiones en el estatus jerárquico.

Mentirle al perro afecta mucho a su bienestar psicofísico

De ello se deduce que tendremos una mascota indisciplinada y esto acarreará diversos problemas que afectarán notablemente al bienestar psicofísico del animal.

Por ello, es recomendable contactar con un médico veterinario conductista , que siempre investigará muy detenidamente por qué el perro se está comportando de determinada manera con un miembro de la familia.

La presencia de personas mentirosas en el sistema familiar también podría ser la causa del malestar psicofísico del animal.

Los perros, en ocasiones, muestran comportamientos incomprensibles hacia determinadas personas pertenecientes al núcleo familiar.

Ese comportamiento grosero e irrespetuoso hacia un miembro de la familia, por lo tanto, no podría atribuirse a la mascota.

En estos casos, con sumo cuidado será necesario investigar el tipo de relación existente y evaluar cómo intervenir para recrear el justo equilibrio perdido .

Es una ruta difícil pero factible, en la que las actividades lúdicas, así como los paseos, jugarán sin duda un papel fundamental para recuperar la confianza de la mascota.