No sólo el perro de trabajo sino en general el perro ha asumido diversos roles en su relación con el hombre: compañero fiel, depredador, comensal, mascota, fuente de peligro, vector de patógenos.
En lo que se refiere al entorno natural, existe una relación constante entre el ser humano, los perros y la vida silvestre.
Un poco de prehistoria e historia
Desde la doma del perro hasta su acción de seguimiento y conservación de la fauna.
Son numerosas las tareas que ha realizado el perro en su larguísima convivencia con el hombre, convivencia que comenzó hace unos 15.000 años.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la genética molecular moderna ha trasladado la divergencia del perro del lobo a más de 100.000 años, aunque los hallazgos arqueológicos datan las primeras diferencias morfológicas no antes de los 14.000 años.
Se ha identificado al lobo como un ancestral salvaje del perro y la similitud entre la sociedad humana y lupina, ambas basadas en el grupo familiar en la crianza de las crías, en la capacidad de interpretar y comprender la expresión de actitudes vinculadas a estados emocionales y la necesidad de comunicarse con los demás acercó a las dos especies.
No cabe duda de que el hombre ha encontrado en estos carnívoros una ayuda más en sus actividades cinegéticas, además de las herramientas que tenía a su disposición como lanzas, redes y trampas.
El proceso de domesticación y el perro de trabajo
El proceso de domesticación que condujo al nacimiento del perro se puede vincular a dos eventos principales : uno relacionado con la hipótesis de la auto domesticación (el proceso de adaptación de los animales salvajes al hombre sin intervención humana directa) y el otro relacionado con la adopción del lobo. cachorros
En el primer caso, se sugiere la posibilidad de que la domesticación del lobo se haya originado a partir de una forma de comensalismo espontáneo donde el animal comenzó a ocupar nichos ecológicos cercanos a los primeros asentamientos humanos, encontrando ventajoso comer desechos.
En este caso es fundamental que los lobos comensales tuvieran una reacción de huida menos marcada.
La segunda hipótesis toma en consideración la adopción de cachorros , elegidos entre los más dóciles, aún no «cerrados» en un esquema social rígido y predispuestos a establecer una relación de confianza mutua también hacia otras especies.
Los sujetos mantenidos en el campamento humano habrían sido los individuos menos sujetos a la fuga, gregarios y con poca tendencia a la agresión que, además de la caza, habrían sido de ayuda en otras situaciones también, como en la defensa del asentamiento. contra los depredadores, protección nocturna, eliminación de desechos (actividad coprofágica).
El perro se convirtió entonces en un depredador subsidiado domesticado y fue la primera de todas las especies en establecerse permanentemente en las aldeas humanas.
Según Lorna y Raymond Coppinger (1998) los factores que determinaron el nacimiento del perro fueron principalmente la doma que precedió a la domesticación, una adaptación a la vida de los campamentos, la mortalidad diferencial sobre las especies silvestres que llevó a la divergencia entre varios tipos caninos y la formación de razas como resultado del apareamiento entre sujetos con ciertas características, escogidos de la población salvaje.
Los lobos «integrados» habrían mostrado variaciones y aptitudes especiales descubiertas ocasionalmente y aprovechadas, con el tiempo, con apareamiento dirigido; el aislamiento genético y los fenómenos de deriva habrían favorecido el proceso selectivo.
Es posible afirmar que el perro de trabajo (la raza) se dividía entonces en dos categorías : los no especializados, consecuencia del medio en el que vivían y se criaban, y los especialistas, derivados de los anteriores y capaces de expresando comportamientos peculiares.
Los arqueólogos han descubierto evidencias de perros asociados con los cerdos en China que datan del año 4000 a.C. y se ha observado que los romanos utilizaron perros guardianes de los rebaños en el último milenio antes de Cristo: fueron de los primeros en dejar huellas de una crianza sistemática que tiene en cuenta la calidad y funciones de las diferentes razas.
El perro de trabajo así como la gestión ganadera tienen orígenes más recientes y su labor se ha vuelto fundamental con el desarrollo de la agricultura y la necesidad de alejar a los animales de pastoreo de los cultivos.
Con la selección de las razas también han aparecido aptitudes particulares como el llamado “ojo hipnótico” del border collie o el uso de la voz.
En cuanto a los molosos, las descripciones más antiguas son asirias (625 a. C.) y se refieren a perros utilizados para la caza del león, pero esta tipología también se utilizó para otros fines, como perros de guerra durante las peleas contra enemigos a pie y contra sus caballos, en períodos desde hace 3.000 a 1.000 años.
La población canina ha ido aumentando paulatinamente, pasando de 500 millones en 1993 a 987 millones en 2014, cifras muy elevadas si se comparan con el número de lobos (estimaciones aproximadas en torno a los 250.000-300.000 ejemplares).