La intoxicación por rodenticidas con acción anticoagulante (los llamados «venenos para ratas») lamentablemente representa una ocurrencia bastante frecuente en nuestras mascotas (y también en las salvajes); esto ocurre generalmente cuando el control de roedores se realiza de manera superficial y/o por personal no calificado , con la consiguiente diseminación de cebos peligrosos en lugares frecuentados por humanos y/o animales.
Incluso los humanos pueden incluirse entre las especies en peligro de extinción, ya que especialmente los niños pueden ser atraídos por los cebos, debido a su color y apariencia, con el resultado de un peligro potencial si llegaran a ingerirlos.
Además, aunque los cebos estén colocados correctamente, no es posible estar completamente seguros, dejando a nuestro animal (perro) libre para correr en los lugares donde se realiza este posicionamiento; de hecho, normalmente el cebo está contenido en una caja de material plástico, que lleva una placa que advierte del peligro potencial y que contiene las frases para sugerir al médico dónde es necesaria su intervención, y puede ocurrir que un perro de gran tamaño, incluso simplemente por diversión, llévelo a la boca, rompiéndolo y tragando el contenido.
También se debe especificar que el control de roedores a menudo no solo es necesario, sino casi obligatorio; Numerosas enfermedades son transmitidas por ratones y ratas, a menudo peligrosas para los humanos.
En primer lugar , por lo tanto, una buena regla general sería limitar al máximo la colonización de un lugar por roedores , ya sea un lugar rural, un jardín privado o un lugar público.
Además, dejar los residuos abandonados o en bolsas que se puedan romper puede atraer a algunas especies animales, incluidos los roedores, que encuentran alimento en abundancia.
Otra buena regla es tener siempre cuidado cuando pasee al perro al aire libre; Sin embargo, muchos de vosotros estaréis pensando que ellos (ellos y el perro) llevan toda la vida acostumbrados a pasear por un lugar determinado, sin haber tenido nunca ningún problema.
Entonces, ¿qué recomendar?
Un bozal evita que nuestro perro entre en contacto con sustancias potencialmente peligrosas, aunque sea a costa de una limitación parcial de la libertad.
En este caso, sin embargo, una menor libertad podría significar la vida del animal, por lo que esta recomendación se puede aplicar no solo a los rodenticidas con acción anticoagulante, sino también a todas las sustancias contenidas en los cebos/cebos envenenados.
Sin perjuicio de estas necesarias precauciones… procedimentales, se especifica lo siguiente.
El título de este artículo se justifica por el hecho de que los rodenticidas se dividen en dos grandes categorías: los de acción no anticoagulante (con un mecanismo de acción muy heterogéneo y diferente, así como de toxicidad variable) y los de acción anticoagulante .
Centrémonos en lo último; se llaman así porque su efecto en los animales (y también en los humanos) consiste en la falta de coagulación de la sangre, con aparición de graves hemorragias en diversas partes del cuerpo.
La intoxicación siempre es bastante difícil de tratar y el veterinario emitirá un pronóstico confidencial hasta que los síntomas remitan por completo; sin embargo, cabe precisar que, en comparación con hace unos años, las estadísticas nos dicen que los porcentajes de supervivencia aumentan cuanto más oportuna es la intervención del propietario y del personal médico.
¿Qué te vamos a recomendar? Que, incluso ante la simple duda de si el animal ha ingerido sustancias/cebos encontrados a lo largo de sus paseos (quizás cuando hemos visto al animal morando en algo extraño, en un campo o a lo largo de la carretera, o cuando intentaba comer ello), es recomendable acudir al Médico Veterinario para una revisión o incluso para informarle.
Si entonces la sospecha de intoxicación se produjera en un contexto doméstico y pudiéramos saber con certeza el posible origen del veneno (por ejemplo el animal que come directamente de un sobre de rodenticida dejado por error a su alcance), siempre es recomendable traer también el sobre o el producto por el Médico Veterinario, para una comparación más precisa.
Como siempre, durante la visita, no olvides comentar incluso los síntomas que te parezcan extraños o triviales, porque en cambio podrían resultar de gran ayuda para el personal sanitario.
Desgraciadamente no es fácil decir a priori si el animal será capaz de superar la intoxicación, ya que esto depende de la dosis de tóxico ingerido, la especie animal afectada y, sobre todo, el tipo de tóxico.
Los rodenticidas con acción anticoagulante, de hecho, aunque todos tienen el mismo mecanismo de acción (y esto es un aspecto positivo, porque el tratamiento seguirá las mismas reglas) , tienen duraciones de acción muy diferentes.
Aprovechamos pues para introducir un concepto a tener en cuenta: la duración de la terapia también puede ser muy larga, según las indicaciones del Médico Veterinario, y debe continuarse durante todo el tiempo previsto, sin interrupciones. .
El incumplimiento de estas reglas básicas podría provocar un desenlace fatal y la pérdida del animal.
Luego siga otras recomendaciones, siempre útiles: durante la terapia, el animal no debe practicar deportes de ningún tipo y esperar la resolución total de la intoxicación: olvidémonos de largas caminatas, carreras, saltos, ir a buscar palos o juegos varios, caza, competiciones de agilidad. y más.
Nuestro animal necesita descansar porque debemos considerar que la sustancia tóxica siempre está presente en su organismo, aunque las condiciones físicas parezcan óptimas.
Es muy importante tener en cuenta estas sencillas reglas, para poder contribuir con nuestro trabajo a la buena salud: no olvidemos nunca que el animal ha estado intoxicado y por tanto NO está en perfectas condiciones, aunque lo parezca.