Saltar al contenido

Dermatitis canina: Malassezia paroniquia y dermatofitosis

FORMAS DE DERMATITIS DEL PERRO:

PARONIQUIA DE MALASSEZIA

Malassezia paronychia en perros es una localización frecuente de la dermatitis por Malassezia, en sujetos que padecen una enfermedad dermatológica o sistémica subyacente, que en la mayoría de los casos es de origen alérgico, como la dermatitis atópica .

Los signos clínicos de esta condición son bastante característicos, pero la presencia de levaduras en las lesiones siempre debe probarse mediante examen citológico.

Las levaduras del género Malassezia son microorganismos saprofitos, que manifiestan su poder patógeno cuando se dan determinadas condiciones favorables, como exceso de humedad, hipersecreción de sebo y presencia de pliegues cutáneos: todas estas condiciones están presentes a nivel del pliegue ungueal, junto con enfermedades predisponentes subyacentes.

Además, las deficiencias en los mecanismos de defensa del huésped pueden predisponer a la infección.

La presencia de Malassezia en el pliegue ungueal y la uña se caracteriza por prurito intenso, hinchazón y eritema de los dedos, decoloración anormal de los pelos digitales, que son rojizos o decolorados, lamido frecuente y decoloración pardusca de una o más uñas, a menudo acompañada de un exudado grasiento marrón del propio pliegue.

DERMATOFITOSIS

Las dermatofitosis son micosis contagiosas que se transmiten por contacto directo entre sujetos enfermos y sanos y que se observan regularmente en perros, formando parte del diagnóstico diferencial de numerosas patologías cutáneas ya que se comportan como parásitos obligados al degradar la queratina (elemento constitutivo de la capa córnea del epidermis ).

Se debe sospechar dermatofitosis en casos de pérdida de cabello, pero también en casos de afectación folicular con formación de pústulas.

En condiciones óptimas de temperatura y humedad, las esporas sobreviven durante meses, si no años.

Para realizar el tratamiento en caso de brote, es fundamental no descuidar a los portadores asintomáticos y también intervenir en el entorno, para evitar una nueva infección.

Se debe tratar toda la casa, especialmente los lugares donde duermen los animales, los cepillos y los transportadores de mascotas.

Para los animales que han dado positivo en cultivo fúngico, independientemente de que sean sintomáticos o no, siempre se combina el tratamiento sistémico con el tratamiento tópico.