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Leptospirosis, una enfermedad emergente altamente subnotificada

La leptospirosis es una enfermedad bacteriana zoonótica. Las leptospiras se transmiten a los humanos cuando entran en contacto con agua contaminada con orina infectada.

La rata es el principal reservorio, pero también se han descrito casos de contaminación humana a partir de orina infectada de animales domésticos o ganado.

De forma similar a lo que ocurre en la mayoría de las especies, incluso en humanos tras una fase de bacteriemia caracterizada por síntomas gripales, la leptospirosis se manifiesta principalmente con afectación hepatorrenal (hepatitis e insuficiencia renal).

Para el ganado, la leptospirosis tiene un impacto económico porque puede estar asociada con abortos espontáneos y una disminución en la producción de leche.

UNA ENFERMEDAD EMERGENTE

La leptospirosis es una enfermedad emergente debido al calentamiento global, y al aumento de fenómenos meteorológicos extremos (huracanes, ciclones), que provocan inundaciones. La exposición al agua es, de hecho, uno de los principales factores de riesgo: en las zonas tropicales se producen epidemias periódicas después de la temporada de lluvias.

Además, la población que vive en barrios marginales continúa aumentando en todo el mundo debido a la creciente urbanización, lo que aumenta la proximidad a los roedores.

En Europa, se ha observado una duplicación de casos en humanos desde 2014. En Italia, la mayoría de los casos se registran en las Regiones del Norte (Lombardía, Piamonte y Véneto), aunque la incidencia ha disminuido constantemente desde 1996, pero también se notifican casos esporádicos en otras Regiones.

Las posibles causas que pueden explicar el aumento del número de casos hay que buscarlas en factores climáticos, en un mayor número de diagnósticos gracias a una mayor precisión y en la multiplicación de las actividades recreativas acuáticas.

En perros, se ha observado un aumento de casos desde la década de 2000, tanto en Europa como en Estados Unidos.

PREVENCIÓN DE LEPTOSPIROSIS

La prevención requiere especial atención a los lugares de exposición (no beber agua de baño, llevar calzado, garantizar una buena higiene de manos, etc.). El veterinario debe usar guantes y recolectar orina de animales infectados en sistemas cerrados.

Los perros y los cerdos pueden protegerse con una vacuna, mientras que no existe vacuna para los caballos o el ganado.

La población necesita estar informada sobre la leptospirosis para poder prevenirla mejor.