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Depresión en perros, ¿qué es y cómo tratarla?

La depresión en los perros es un trastorno del estado de ánimo y existen dos formas: aguda y crónica.

En la depresión aguda el perro se muestra apático, y por tanto absolutamente indiferente al entorno en el que vive.

El animal duerme mucho , gime, bebe poco y generalmente pierde el apetito. Los síntomas que caracterizan esta fase son principalmente dos: hipersomnia y anorexia.

En la depresión crónica, el perro es menos apático y muestra cambios tanto en el apetito como en el comportamiento.

El sueño tiene alteraciones importantes: es especialmente posible destacar un aumento del sueño y despertares brutales durante la primera hora de sueño.

A veces, está nervioso e inquieto incluso antes de quedarse dormido.

La depresión en los perros puede afectar a todos los grupos de edad

La depresión puede afectar a personas de todas las edades : desde cachorros hasta mascotas de edad avanzada. Cualquier cambio puede conducir a una depresión aguda en cualquier mascota.

En ocasiones, la depresión también puede surgir tras un estado de ansiedad o un evento como la muerte en el sistema familiar, la llegada de otro animal o un recién nacido, el abandono del dueño, los tratamientos dolorosos, la suspensión de una actividad.

¿Cómo lidiar con un perro deprimido?

En primer lugar, es fundamental no subestimar los primeros signos que indican que la mascota no se encuentra bien.

Si un perro muestra un cambio brusco de humor o cualquier otra alteración de comportamiento, será fundamental consultar a un veterinario conductista.

Todos los miembros de la familia deben estar presentes en la visita de comportamiento para permitir que el veterinario evalúe más fácilmente la dinámica relacional existente.

A través de la visita conductual, el veterinario evaluará el estado psicofísico de la mascota , y mediante el estudio cuidadoso de todos sus comportamientos, el entorno y el sistema familiar, intentará llegar a determinar cuál fue el evento desencadenante.

Curiosidad

La palabra depresión deriva del verbo latino » deprimere « que significa «bajar, llevar a un nivel más bajo»: el significado etimológico, por lo tanto, explica claramente la sensación experimentada por el sujeto que la padece.