La carne es un alimento muy importante para los perros , pero no imprescindible ya que puede ser sustituida por pescado, huevos, lácteos y vísceras. De todas las fuentes de proteínas, la carne sigue siendo el alimento más utilizado.
La especie animal de la que procede es de gran importancia , aunque existen otras diferencias en los aportes nutricionales: el distrito anatómico al que pertenece y la presencia, junto al tejido muscular, de grasa, tendones y tejido conjuntivo.
Esto no quiere decir que sólo se deban utilizar carnes de primera elección, respecto de las cuales existen limitaciones económicas; de hecho, también podemos avanzar hacia recortes menos valiosos.
La carne se incluye en las raciones de los perros sobre todo por su contenido en proteínas y aminoácidos esenciales ; estos varían según dos parámetros: el contenido de grasa y el contenido de colágeno.
Si el contenido de grasa es modesto, el contenido de proteína será alto, viceversa, cuando el contenido de grasa es alto, el porcentaje de proteína disminuirá.
Además, los aminoácidos esenciales sufren una drástica reducción con el aumento del porcentaje de colágeno.
Para perros adultos, no se debe utilizar carne que contenga más de un 25-30% de tejido conjuntivo y tendones , mientras que para cachorros no es prudente superar el 15-20% .
El contenido proteico de la carne de los animales de ganadería suele oscilar entre el 15 y el 20% del producto fresco. Además de proteínas, las carnes aportan calorías; son tanto más altos cuanto mayor es el contenido de grasa.
Las carnes magras tienen un contenido calórico de 120-150 kcal/100 g mientras que las muy grasas pueden alcanzar las 300 kcal/100 g. Este conocimiento debe tenerse en cuenta al calcular la ración.
El contenido mineral de la carne , comparado con las necesidades del perro, es siempre muy bajo : sobre todo falta calcio y en segundo lugar también fósforo; sin embargo, la relación Ca:P siempre está desequilibrada a favor del fósforo.
Algunos minerales como cloro, sodio, zinc, yodo también son deficientes; viceversa, el hierro está bien representado.
Las vitaminas liposolubles (A, D, E, K) están presentes en cantidades modestas , especialmente en las carnes magras; por el contrario, las vitaminas hidrosolubles (del grupo B) son más abundantes.
La carne es un alimento muy popular para los perros que tienden a consumir grandes cantidades de ella.
Sin embargo, existen factores que limitan su uso: la falta de minerales y algunas vitaminas y el alto aporte de proteínas que pueden provocar fermentaciones en el último tramo del intestino e inducir diarrea.
Se ha descrito un síndrome de toda carne que afecta principalmente a perros jóvenes y se caracteriza por diarrea negruzca, dolor a la palpación y distrofias óseas.
La carne se puede incluir en las raciones comunes a razón del 30-40% , si es el único alimento proteico. Es preferible administrarlo troceado que triturado para facilitar la masticación. La cocción es recomendable para la carne de algunas especies animales (por ejemplo, cerdos) que son potenciales vehículos de enfermedades (triquinosis, enfermedad de Aujeszky, etc.) y cuando se sospecha una alta carga bacteriana.