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Infecciones por parvovirus y vida comunitaria: cómo comportarse

El aumento de casos de parvovirus canino podría deberse a dos motivos principales: por un lado, una vacunación no óptima de la población canina precisamente a raíz del miedo y la mala publicidad de posibles reacciones adversas derivadas de la vacunación; por otro, la tendencia a finalizar demasiado pronto la primera serie vacunal (dentro de las 10 semanas de edad), con el objetivo de garantizar una socialización temprana de los cachorros.

En algunos casos, incluso una vacuna administrada adecuadamente puede fallar en la protección del organismo inmunizado, un fenómeno a menudo atribuido a la imposibilidad intrínseca del receptor de desarrollar una respuesta inmune adecuada.

PATOGÉNESIS

La infección se produce por vía fecal-oral con una primera localización a nivel de las estructuras linfáticas: amígdalas y ganglios retrofaríngeos.

La viremia se presenta a los tres días seguida de una forma de enteritis descamativa severa que provoca malabsorción, letal en el cachorro no vacunado a los dos meses, período en el que ya no está protegido por la inmunidad materna.

La evolución es por tanto rápida y dura de 7 a 14 días con curación o muerte por sepsis y deshidratación.

El parvovirus se propaga a través de formas subclínicas que no se reconocen y la infección se produce por contacto directo e indirecto.

Por lo tanto, la propagación se ve favorecida por portadores y vectores pasivos asintomáticos a través de heces con cargas infestantes muy bajas.

Desde el punto de vista clínico, se distingue una forma cardíaca neonatal aguda que ocurre dentro de las dos semanas de vida y es bastante rara gracias a la inmunidad materna.

Los sujetos afectados presentan vómitos, diarrea, convulsiones, cianosis y muerte rápida en casi todos los casos.

La forma entérica aguda, por otro lado, se manifiesta en el lapso de tiempo entre el destete y los 6 meses de edad debido al agotamiento gradual de la inmunidad materna.

Los síntomas van desde vómitos severos y persistentes, depresión, anorexia y diarrea sanguinolenta 12 a 24 horas después del inicio de la replicación viral hasta deshidratación rápida y muerte por shock endotóxico.

La forma clínica asintomática aparece alrededor de los seis meses de edad y en perros mayores.

En cuanto a los aspectos inmunológicos, el indicador de protección lo da la inmunidad humoral. La vacuna viva atenuada tiene la ventaja de conferir una inmunidad duradera (más de 20 meses) dado que el virus se replica estimulando la respuesta inmune humoral, celular y mucosa y es eficaz contra todas las variantes virales: desarrolla anticuerpos contra todos los antígenos del parvovirus ya que hay varias variantes.

No se recomienda la vacunación antes de las 6-8 semanas de edad para evitar que la inmunidad derivada de la madre destruya la vacuna.

CONTRASEÑA: LIMPIEZA-DESINFECCIÓN

El protocolo de limpieza-desinfección debe ser fácilmente aplicable y seguir siendo tan seguro para los animales como para los humanos. Para la desinfección se deben evitar las sales de amonio cuaternario (poco efectivas contra las infecciones por Parvovirus), mientras que la lejía es efectiva.

La densidad de población, la tasa de rotación y la presión viral son factores ambientales complejos que interactúan entre sí.

Por ejemplo, una gran población en un entorno confinado no necesariamente tiene un riesgo significativo de infección si la población es adulta y está completamente vacunada.

Por el contrario, la llegada de animales jóvenes aumenta el riesgo de introducción de animales infectados, lo que aumenta el riesgo epidemiológico.